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Jesús Yuste Marzo.  Último alcalde republicano de Villafranca de los Barros

18 Abril 2022
18 Abril 2022

  1. La Segunda República en Villafranca, una época desconocida. 
  2. Esta semana, trasteando mis archivos, he encontrado un artículo en hojas del periódico del EL ECO DE LOS BARROS. De octubre de 2006. Como no, me he puesto a leer. La ventaja de tener unos días libres. El artículo es del paisano FRANCISCO ESPINOSA MAESTRE, (Historiador) con fecha del 14 de julio del 2006.  Parte del título lo dice todo. La Segunda República, una época desconocida. Y en verdad que hay poca información sobre ese periodo de tiempo en la memoria de Villafranca, se entiende que cuarenta años de silencio, impuesto por los franquistas, es de entender la poco que se conoce ese periodo. Sí, tenemos conocimiento, de lo que ellos, los franquistas quisieron, se supiera, pero no más. Este artículo es una investigación, muy bien trabajada por Francisco Espinosa, sobre Jesús Yuste. Ultimo alcalde republicano de Villafranca de los Barros. Como no, he creído conveniente, aparte de fotografiar las hojas del periódico, exponer el texto para disfrute de todos. En verdad, no está todo el artículo completo. Pues faltan las fotografías, pero Sí el texto del mismo.  Disfrútenlo, y opino que después de 16 años. Este artículo es merecedor de salir de nuevo a la luz. Para más conocimientos de nuestros paisanos de Villafranca. Presentación escueta de: José Pecero Merchán. 

Jesús Yuste era natural de Bañón (Teruel), pequeña localidad de la comarca de Jiloca situada a unos 70 kilómetros de la capital de provincia, en la que nació el 15 de octubre de 1890. Desconocemos cuando y con qué motivo se desplazó de Aragón a Extremadura, pero sabemos que se estableció en Villafranca de los Barros y se casó con Carmen Pertegal Cueña, con la que tuvo tres hijos. Miguel. Victoria y José. Nacidos entre 1917 y 1924. Cuando se proclamó la Segunda República en abril de 1931 llevaba llamarte 20 años en Villafranca de los Barros, dedicado al oficio de panadero y dio en la calle Ramón y Cajal, n.º 8, o calle pasero. Por su profesión y por tener una malformación en una pierna derecha era conocido con por el cojo de los molletes. Sabemos por sus propias declaraciones que pertenecía a la UGT desde 1931 y al PSOE desde su constitución de la localidad. Yuste ocupó la Alcaldía en dos momentos clave de la Segunda República desde el 3 de junio de 1931 al 27 de diciembre de 1933, en qué, A consecuencia del triunfo del Partido Radical en las elecciones generales celebradas poco antes, fue cesado como otros tantos alcaldes socialistas, y, la su reposición a consecuencia de la victoria electoral del Frente Popular desde el 26 de febrero de 1936 hasta la llegada de las columnas golpista en los primeros días de agosto de ese mismo año, en Villafranca, en estas elecciones generales, con 6857 votantes, (los electores eran 8920), el Frente Popular obtuvo 3473 votos. y la derecha 3384. A nivel provincia la izquierda venció con una amplia diferencia.

Dado el estado en que el Archivo Municipal ha llegado hasta nosotros y falta de trabajo de investigación sobre el periodo republicano en la localidad, conocemos muy poco de su gestión al frente del Ayuntamiento. La correspondencia de la diputada socialista Margarita Nelken contiene un escrito al alcalde Yuste fechado en marzo de 1932 en la que plantea graves problemas, crea la gran desproporción existente entre la población y la extensión del término, y solicita al Ministerio de Agricultura la ampliación de este y fusión de otros municipios cercanos. El objetivo no era otro que dar solución a la cuestión agraria, o sea, “asegurar el sostenimiento de la clase obrera y del pueblo labrador”. Cuatro años después, en marzo del 36, enviar un nuevo escrito, en esta ocasión al presidente de la Junta Nacional de Defensa contra el Paro Forzoso, qué vale la pena reproducir.

 Exmo.Sr.

 Jesús Yuste Marzo, Alcalde-Presidente del Excmo. Ayuntamiento de esta ciudad, a V. E. expone.

 Que esta ciudad cuenta con un censo agrícola de 2500 brazos aproximadamente, sin contar también los obreros agrícolas fijos y un término tan escasos para tan número de obreros, que la crisis del trabajo en este ramo son constantes, pues aún más en épocas en que no hay más trabajo en el campo, cómo escardar y segar, siempre queda por emplear un tanto considerable de obreros, y si en dicha época hay siempre jornaleros en paro, no hay que decir nada de aquellas en el campo no hay nada que hacer.

 De aquí resulta que cada día que pasa está la grabación de esta situación, que verdaderamente se hace insostenible, pues los obreros ven que pasa un día y otro sin tener qué llevar a sus hogares para el alimento necesario.

La anterior exposición no es una fórmula para llevar a ese Centro en súplica una subvención más o menos grande, es, Sr., la llamada de angustia de quien ve por momentos un terrible desenlace en este estado de cosas y no ve otra solución posible que auxilio de esta Junta. Día de llevado la tranquilidad, a millares de obreros, desesperados por el hambre.

 Pero no para ahí la crisis, a la agrícola, verdaderamente pavorosa, hay añadir la del mismo carácter de gremio de la construcción en todos sus ramos, pues es un hecho que llevan en paro cuatro años, pero un paro total y absoluto, que me hace pensar constantemente en un trágico desenlace.

 Excmo. Sr.; el censo de población de esta ciudad es de 15.659 y tiene un término de unas dieciséis mil fanegas, de las cuales una tercera parte aproximadamente se dedica al cultivo asociado de vides y olivos o a uno de los dos, es decir, que apenas se necesitan brazos; El resto se divide en dos hojas iguales, una de las cuales se siembra y la otra queda de barbecho, dónde resulta que solamente hay una cinco mil fanegas dónde se pueda emplear a los braceros y generalmente estas están en perfectas condiciones de cultivo.

Esto trae como consecuencia el constante paro. Es misión de los ayuntamientos buscar solución a estos problemas y por ello y viendo que la única existente es la ejecución de Obras Municipales, que, por otro lado, son estrictamente necesarias.

 Pero surgen también la dificultad y es que el Ayuntamiento se encuentran en una agobiante situación económica, ya a deuda en la actualidad una trescientas mil pesetas y no tienen en Caja cantidad alguna y le es imposible materialmente acometer la realización de las obras.

 Si tienen proyectadas y si fuera necesario su unión a expediente que instruya ese Organismo, se le enviarán, obras de urbanización y saneamiento de las vías públicas por un total aproximado de ciento ochenta mil pesetas; plaza de mercado con un presupuesto de doscientas noventa y ocho mil pesetas y edificios municipales, qué comprende nueva Casa Consistorial, Juzgado Municipal, Cuartel de la Guardia Municipal, pabellones para viviendas de maestros, Biblioteca Popular, Escuelas Centrales, etc. cuyo importe es de un millón ochocientas mil pesetas.

 En estas obras podrán emplearse, en la mayoría, indistintamente los obreros del ramo de la construcción y los agrícolas, por presentarse a ellos los trabajos, pero el Ayuntamiento no podrá aportar cantidad alguna o casi nula la que pueda hacer por su situación.

  Por todo ello, V.E.

SÚPLICA se digne a tener este por presentado a efecto de que por esa junta se conceda la subvención máxima para la ejecución de las obras indicadas, a cuyo fin acompaño certificado del acta de la sesión en que se tomó el acuerdo de solicitar el auxilio de esta Junta y relación de las deudas municipales, permitiéndome rogarle la urgencia de la resolución por los fines sociales que ha de llevar.

 Villafranca de los Barros a 26 de marzo de 1936.

 En realidad, el panorama expuesto por el alcalde Yuste era común no solo los numerosos pueblos de la región, sino a extensas zonas de geografía española. Como también era común la angustiosa situación económica de los ayuntamientos, tanto porque la derecha había dejado exhaustas las arcas municipales antes de dejar el poder cómo por las limitaciones objetivas de la economía municipal. El escrito muestra bien la situación local a solamente un mes y medio de las elecciones y unos días después de la gran invasión de fincas que tuvo lugar en Badajoz el 25 de marzo, antes el retraso de la definitiva puesta en marcha de la reforma agraria. Pero esa importante jornada de lucha campesina afectó poco Villafranca de los Barros, que solo pudo asentar a 550 yunteros en tres fincas extremas al término con una extensión de 676 hectáreas. Así pues, Villafranca fue de los pueblos cuya crisis se mantuvo pese a los importantes cambios vividos en el medio rural durante esos meses. Años después, el alcalde Yuste sería acusado de haber lanzado octavillas invitando a los obreros, dada la poca ciega que hubo este año, a “respigar” y también de advertir a la Guardia Civil de que “no denunciaran nada porque no habían de conseguir nada”.

 El golpe militar y los días rojos.

  El 17 de julio se supo de la sublevación militar en África y el 18 de los graves sucesos acontecidos en Sevilla. Como en las demás localidades y siguiendo las instrucciones del Gobierno Civil, en Villafranca se formó un Comité de Defensa presidido por el alcalde Yuste, qué fue el encargado de controlar la situación las semanas siguientes. Por orden del gobernador Granados se recogieron las armas existentes en manos de particulares y se practicaron numerosos registros y detenciones. El único misterio era la Guardia Civil. Según está, en su primer momento se intentó controlar el cuartel provocando un incendio en las eras para que los guardias civiles salieran, pero esto no lo hicieron. El alcalde ordenó además de los municipales que controlarán lo que entraba y salía del cuartel y uno de aquellos días, enterado que los guardias civiles estaban escuchando a Queipo de Llano a través de Radio Sevilla, ordenó que quitasen la emisora, recibiendo por respuesta, según los propios guardias civiles, que fuese a quitar él en persona.

 La Guardia Civil tenía más quejas: el alcalde se adelantó a la recogida de armas impidiendo que estás fueran a parar al cuartel y además dio cuenta, con razón, al Gobernador Civil de la dudosa actitud del comandante de puesto, hecho por el que este fue amonestado desde la Comandancia y se lo ordeno que se pusiese las órdenes del alcalde cómo era su deber. Lógicamente, muy pocos izquierdistas de Villafranca podrían fiarse de un cuerpo con el pasado de la Guardia Civil y que además había sido sometido a investigación durante los meses del Frente Popular a causas de varias denuncias por paliza y malos tratos ocurridos en los días previos a las elecciones de febrero. Por todo esto, según Yuste, lo relaciono con el armamento y la defensa de la población recayó sobre el teniente alcalde Manuel borrego Pérez, que había alcanzado el grado de sargento en el ejército y que fue encargado también de organizar el grupo que se acercó a los santos del día 5 de agosto. Quizá esa experiencia— Yuste también fue— y el hecho de contemplar en directo la potencia destructora de la columna que venía del Sur, fue lo que les llevó a desistir de preparar resistencia alguna en Villafranca de los Barros.

 El alcalde, que ya sabías cómo fue interrogado 1939 que Manuel Borrego Pérez, había sido asesinado en Mérida el 16 de agosto del 36, mantuvo que el único responsable del incendio de la sacristía en los momentos previos a la llegada de la columna fue Borrego y un grupo de exaltados, pero que si impidió que fuera a más y tuviera trágicas consecuencias. Lo cierto es que, según documentos generados por los propios vencedores, fue Borrego Pérez el que antes de partir hacia Almendralejo garantizo a los presos, que sus vidas no corría ya peligro. En esos momentos finales, Yuste ya no estaba en el pueblo y era Borrego quien actuaba como presidente del comité. Todos sabían y así se recoge en los informes posteriores, que Yuste no tuvo responsabilidad alguna en este hecho.

 El alcalde Yuste salió del pueblo con otros muchos el mismo día 7 de agosto. Posiblemente dirección Hornachos. En septiembre se encontrará ya en la Extremadura republicana. Para entonces, su casa, como los demás dirigentes de izquierdas, ya había sido saqueada y la maquinaria de la panadería incautada.  Durante el viaje, dada su cojera y el cansancio acumulado de la salida del pueblo, le permitieron ir a lomos de un animal, pero con tan mala fortuna que a consecuencia de una caída se hizo daño y hubo que ser hospitalizado, primero en Azuaga hasta su ocupación a finales de septiembre, luego en Cabeza del Buey y finalmente en Madrid, donde permaneció hasta el 6 de noviembre, el día anterior a la gran ofensiva sobre la capital que acabo en el fracaso de la columna franquistas y en victoria de los que se quedaron o llegaron para hacerle frente. Pero el alcalde Yuste no marcho a Valencia como el gobierno, sino que si le dijo a Castuera, capital de la Extremadura republicana, y más tarde a del Duque y a Siruela, encargándose de diversos cometidos como el cobro de cédulas y la coordinación de abastos en los pueblos de la zona.  El final de la guerra le cogió de viaje por Albacete. En la espera de poder salir del país consiguió dirigirse hacia Alicante, pero antes de llegar fue detenido e ingreso en el campo de concentración de Albatera, de dónde en los meses siguientes sería trasladado a Badajoz.

12

 Justicia al revés

Las primeras diligencias de la Auditoría de Guerra de la 1.ª División datan de 7 de septiembre de 1939, fecha considerada como la de su detención oficial. La inspección de campos de concentración de prisioneros fue la primera en lanzar, sin fundamento alguno, el bulo que se trataba de “uno de los asesinos principales del pueblo de Villafranca de los Barros”. La noticia de la detención del alcalde había corrido rápidamente en aquella inmensa prisión que se había convertido el país. La primera que envío un escrito en las autoridades fue María Ceballos Zúñiga de Solís, marquesa de San Fernando, residente entonces en Villafranca de los Barros, quien, basándose en una supuesta declaración de capitán de Asalto, Julián Sánchez Bolaños, responsabilizó en mayo de 1939 al alcalde de los asesinatos de su marido. Joaquín Dorado Rodríguez de Campomanes, y de su hermano, Pedro Ceballos-Zúñiga de Solís, desaparecidos en Madrid a manos de “la Canalla Roja” el 7 de noviembre de 1936.  Luego, en julio, fueron cuatro vecinos, el presidente de la gestora, Antonio Muñoz Martín (Administrador de propiedades agrícolas); uno de los gestores, Alonso Mancera Alcalde (también administrador): Rodrigo Sánchez Arjona (propietario), y Juan José Boaños Iglesias (Impresor), todos ellos detenidos durante los días rojos, los que denunciaron ante el Comité Militar que había sido localizados”los directivos rojo siguiente”: 

1.º) Jesús Yuste Marzo, “alcalde socialista, presidente del Comité rojo, sujeto (sic) peligrosísimo y capaz de ordenar los mayores crímenes”.

2.º Ángel Medel Cabrera, “secretario del Comité rojo y que huyó después del intento de asesinato a los presos con el dinero de las multas impuestas y el de la agencia ejecutiva”.

3.º Antonio Torres Marín.  Concejal “y presidente de la Casa del Pueblo, a quien también se vio la noche del tiroteo a los presos y después huyó”.

4.º Fernando Rubio Pastor.  “Municipal, autor de casi todas las prisiones de personas de derecha, de las palizas antes del movimiento, daban a estas, según rumores, posible asesino de vecinos de esta ciudad, Marqués de San Fernando y don (sic)Pedro Ceballos, ocurridos en Madrid”. Por ello pedían el traslado de todos a Villafranca de los Barros, “Para ver si sus declaraciones podía reconstruirse los pasados en ella durante el movimiento”. En los Días siguientes, el juez Joaquín Vñeta Pons, otro de los detenidos, tomo declaración a los cuatro denunciantes, que se reafirmaron en lo dicho, por más que las acusaciones, sé basarse en rumores (“tiroteo a los presos, sin qué declarante puede asegurarlo”) o en meras  opiniones(sujeto(sci) peligroso para la causa Nacional”).

 Una de las peores acusaciones con la que Yuste se enfrentó fue de haber provocado con sus denuncias durante su estancia en Madrid la muerte de varias personas de Villafranca de los Barros. Aunque siempre lo negó, tuvo en contra el testimonio del capitán de Asalto, Julián Sánchez Bolaños, hijo del secretario del ayuntamiento, Julián Sánchez Díaz. Alguien extendió el rumor de que cuando Sánchez Bolaños intento mediar a favor de algunas personas de Villafranca de los Barros, Yuste le respondió que” todos los señores de Extremadura debían desaparecer y que el asunto de que hablaba ya había quedado terminado”. El alcalde Yuste reconocido haber visto atar Sánchez en una ocasión, pero negó haber hablado de esa cuestión, lo cual era bastante creíble, dado que las personas por las que se interesó Sánchez fueron asesinadas el 7 de noviembre del 36, fecha en que el alcalde ya no estaba en Madrid.

  Este mismo sentido fueron muy negativo en los testimonios de Amalia Rengifo Salamanca y Carmen Hernández Prieto Aguilar, la primera, hermana de Félix Rengifo, asesinado en Madrid, y la segunda de Diego Hernández Prieta, jefe de la Falange Villafranquesa asesinado en Fuente del Maestre el 10 de agosto de 1936 después de Huir y vagar por varios pueblos de la zona. Esta afirmaba que el Comité, y, por tanto, Yuste, había dado orden de traer a su hermano, aunque fuera muerto. Y la primera mantenía que su hermano fue localizado en Madrid gracias a las denuncias de Yuste y de otro miembro del comité, Ángel Médel Cabrera, y aseguraba que la actitud del alcalde se debía al convencimiento de que uno de sus hijos había sido asesinado en Villafranca por los franquistas, cosa que no había ocurrido. La investigación seudo-judicial realizada por los instructores de esa aberración jurídica llamada Causa General “descubrió” agente de Villafranca detrás de varios asesinatos cometidos en Madrid. Siempre eran los mismos: Medel y Yuste; pruebas, ninguna. A Ángel Medel, asesinado en Mérida el 31 de julio de 1940. Le costó la vida.

 Sin embargo, y pese a todo lo dicho, nadie se molestó en tomar declaración al capitán de Asalto, Julián Sánchez Bolaños, al que todos aludían y qué pasaba por Villafranca con frecuencia. Y como no existió tal declaración, tampoco pudo existir un careo entre Sánchez y Yuste. Igualmente, en ningún momento fue tenido en cuenta el certificado Hospital Provincial de Madrid, presentado por Jesús Yuste, que probaba que ingresó el 24 septiembre del 36 y que no fue dado de alta hasta el 24 de octubre, padeciendo” Contusiones en la cadera derecha y región costal lateral del mismo lado. Qué hacen está van en un individuo con frecuentes manifestaciones reumáticas”. Testimonios igualmente a su favor, pero qué poco sirvieron, fueron los de Ricardo Domínguez Pachón y Ventura Cortes Gallardo, respectivamente alcalde y alto cargo de Falange de Herrera del Duque, quienes aseguraron que todo momento Jesús Yuste fresno los impulsos violentos de los “elementos marxistas” de la localidad.

 Una instrucción perversa.

En noviembre de 1939 se recibió en el juzgado el informe de la Guardia Civil, firmado por el comandante de puesto José Valverde. Su declaración es interesante porque de vuestra que tenía en su poder documentación de UGT local, afirma que la fecha de alta de Yuste fue el 3 de junio del 1931 y recuerda por primera vez uno de los mayores “pecados” del alcalde: bajo su primer mandato fue retirada la estatua del Corazón de Jesús de la plaza de Maura y trasladada a la parroquia. Después de soltar la retahíla de acusaciones que la había responsable de todo lo ocurrido, concluía:”es de carácter hipócrita (sci) y siempre sonriendo sé, de tintos perversos y capaz de cometer los crímenes más espantosos”. Unos días después fue nuevamente alcalde Antonio Muñoz, quien recordó lo del Corazón de Jesús y ánimo a juez Viñeta a recoger más testimonio sobre Yuste, uno de ellos sería el del delegado de información e investigación de Falange, Francisco Romero Pereira, repitió exactamente lo mismo que unos y otros estaban diciendo desde el primer día, hasta el punto de concluirse informe así. ”Es individuo de instinto perverso y capaz de cometer los crímenes más espantosos”. Todos, sin base alguna, estaban repitiendo lo mismo una y otra vez. Lo grave era que había transcurrido más de tres años desde el verano del 36, que la guerra había acabado y quién Villafranca solo había corrido la sangre de personas de izquierda. Recordemos que, según un informe de la Guardia Civil, solamente en 3 meses, desde el 7 de agosto al 3 de noviembre de 1936, habían fallecido en la localidad 310 personas(2). Para hacer más llevadera la terrible realidad represiva local, ya desde 1937, se utilizaron una series de bulos que aún perduran: Que los presos de derecha no fueron asesinados, “porque no dio tiempo”, que luego se descubrieron”listas negras” con los nombres de los que debían de morir, que tenían preparadas la gasolina, en el cementerio ya había preparado una gran fosa para todo ellos… Lo cierto es que en todos los pueblos donde solo corrió sangre de rojos circularon estas historias.

 Carmen Hernández-Prieta, por entonces jefa de la Sección Femenina de Villafranca de los Barros, se permitió, en su condición de hermanas de la que ella misma llamo”jefe del fascismo” local, lanzar dura crítica en varios sentidos:Por un lado, contra la Guardia Civil, por convocar a los falangistas “para hacer frente a los revolucionarios locales con armas te da la misma Guardia Civil le facilitaría” y luego no solo no darle alma, sino expulsarlos del cuartel, y por otro contra Alfonso Mancera Alcaide, quién acusó de cerrarles la puerta cuando le pidieron protección. Hernández-Prieta no se planteó en ningún momento que quien participaba en un golpe militar corre el riesgo de acabar mal, y tampoco pareció tener en cuenta que los falangistas, que al contrario que su hermano y Corredera permanecieron en el pueblo en poder de Yuste, salvaron la vida. Por el contrario, se reafirmó en que el alcalde, aunque no autor material, fue uno de responsable del asesinato de su hermano.

Por esos días finales de 1839 prestaron también declaración ante Viñuela el notario Pedro Fernández de Soria Cabeza de Vaca y el propietario Ramón Ceballos Solís. El primero se quejaba de haber sido detenido por negarse a admitir los mozos de mula que le imponían, lo que, según decía, también había perjudicado a Francisco Cabeza de Vaca y a Manuel Obando. Ninguna de las dos declaraciones beneficio Yuste. El propio juez Viñeta Pons realizó un informe sobre el alcalde. Sin duda lo conocía mucho mejor que los demás y había tenido múltiples roce con él en los años anteriores. Viñeta pertenecía, y esto se transluce en su escrito, a esos sectores sociales que no podía entender ni soportar que un obrero ocuparse la Alcaldía o hubiera de tratar de igual a igual. Decía, por ejemplo, qué Yuste cambio radicalmente desde que se metió en la política: De un obrero honrado devino en un sujeto indeseable y proclive a las alcaldadas. Para Viñeta, como para los demás, carecía de valor alguno qué, pese a su supuesta”pésima conducta”, la hoja de penales del alcalde estuviera en blanco. Pero el juez llegaba a más. Pues creía qué.” Dada su congénita sagacidad,. Astucia, y zorrería” y amparado en la anquilosis que padecía en una pierna, no debió intervenir en todos los hechos que se acusaba, sino que más bien comprometería a los demás, saliendo el siempre indemne. Y esto lo hacía precisamente quiénes muchos consideraban un individuo que siempre sabía poner en la dirección conveniente y cuya detención, que debía a Yuste, le había dado un pedigrí del que carecía hasta el momento.

 El auto de procesamiento, del 21 de diciembre de 1939, considera a Jesús Yuste responsable del delito de rebelión militar. Un ejemplo más de la” justicia al revés” aplicada por los golpistas. La declaración indagatoria a la que somete ese mismo día lo describe como un individuo de 1,63 estaturas, ojos pardos, pelo bano (sic), cejas al pelo, color sano, boca regular y barba poblada; y como seña particular cojo de la pierna derecha. Se ratificó en su declaración inicial, insistiendo en que “durante su mando no se llevaron a cabo hechos delictivos en Villafranca de los Barros” y mencioné a tres personas que podían hablar de su conducta: Joaquín Viñeta Pons, Justiniano Bermejo Durán y Antonio Viñuela Machuca. Desgraciadamente, los “testigos descargo” sirvieron de poco. Viñuela, el más generoso, compañero de la corporación de Yuste en junio de 1931, se limitó a decir que lo consideraba una persona de conducta moral buena y no lo creía responsable de lo ocurrido durante el “dominio marxista”. Bermejo,”si bien de modo personal desconoce los hechos” que pudieran imputar, nada dijo en su favor y lo considero responsable de todo lo ocurrido en el pueblo. Se quejaba de que la habían sacado dos mil pesetas; sin embargo, no recuerdo que le fueron devueltas más tarde por mediación del alcalde.

  Viñeta remitió a la declaración anterior ya comentada y añadió dos cosas” por si pudieran serle beneficiosa” Según Viñeta, el alcalde Yuste permitió que, una vez que le detuvieron el 26 de julio, le visitará a su hermana, que además intento sacarlo depresión y trasladarlo al Hospital Municipal, cosa que el Comité impidió pese a que Yuste lo aprobaba.  Lo otro eran más importante: cuándo se produjo la expropiación del Colegio San José en 1932, en la que actuó como delegado del Gobierno el catedrático de Badajoz, Ricardo Carapeto Burgos,” el entonces alcalde Jesús Yuste se condujo con bastante benévola comprensión y observo una respetuosa actitud en la ocasión inolvidable referencia”. Sin embargo, estos testimonios, añadidos al sumario en los primeros días de enero de 1940, fueron interpretados por el instructor cómo qué”no le consideran ajeno a los hechos delictivos que se llevaron a cabo en esta localidad”.

 Condena y éxodo carcelario.

 El consejo de guerra, presidido por el comandante Luis Ortiz Santisteban, al que acompañaba como vocales los capitanes Maximino Trigueros  Calcerrada, Lázaro Moreno Bonilla y el teniente Felipe Silva López, se celebró a finales de marzo del 40. Como era habitual en estas falsas judiciales_militares, el fiscal pidió pena de muerte y la defensa, representada por el teniente Miguel Luengo Tejero, solicitud la pena de 12 años y un día por considerar que el delito, más qué rebelión militar, había sido auxilio a la rebelión. Preguntado si tenía algo más que exponer, Yuste Marzo dijo que no. El 26 de marzo se conoció la sentencia, Disparate final, que coronaba la absurda y demencial instrucción:

 Que el procesado, JESÚS YUSTE MARCOS, de mala conducta, sin antecedentes penales, afiliado a UGT desde 1931 en cuya organización gozaba de gran predicamento y a ascendencia a proclamarse la República fue nombrado alcalde, cargo que desempeño hasta 1933 y volvió a ocupar el 16 de febrero de 1936 desde cuya fecha autorizo que los municipales formarán parte de la llamada partida de la goma encargada de apalear a personas de orden que transitaban por las calles y a partir de 18 de julio entro a formar parte del Comité Revolucionario y con (…) firmó vale de requisa, organizó el servicio de guardias, ordeno requisas, detenciones, saqueos y los demás actos de violencia en que se resolvió la rebelión marxista, acordó con sus compañeros de Comité quemar la iglesia donde se encontraban los detenidos y al efecto a altas horas de la noche apagaron en el alumbrado en tanto hacían numerosos disparo desde la calle contra la sacristía resultando heridos varios detenidos y al ser liberado el pueblo hoyo a zona roja llegando a Madrid con otros dirigentes, denuncian a las llamadas autoridades rojas a don José Dorado y don Pedro Ceballos y lo que fueron asesinados al preguntarles por dicho señor el Capitán de Asalto Julián Sánchez Bolaño contesto que aquel asunto ya estaba liquidado, paso después a Herrera del Duque donde observo buena conducta sin mezclarse con los movimientos revolucionarios y presto servicios de portero y recaudador de células hasta el término de la guerra dónde fue detenido.

 hechos que declaramos probado(…) FALLAMOS qué debemos condenar y condenamos al procesado JESÚS YUSTE MARCOS a la pena de MUERTE como autor del delito de ADHESIÓN A LA REBELIÓN MILITAR…

 Posteriormente, en junio de 1940,Y sin que sepamos la causa, se incorporaron al sumario dos testimonios a favor de Jesús Yuste. Que uno fuera del jesuita Vicente González Bravo y otro del párroco Tomás Cerretero mueven a pensar que aquí pudo intervenir el hermano del alcalde, Juan Bautista Yuste Martos, fraile franciscano en Guadalupe, buscando favorecerle. Sin embargo, no hemos podido confirmarlo. La carta de Gómez Bravo, con membrete del colegio, decía que

 El señor Yuste, cuándo fue alcalde en tiempos de la República y hubo de intervenir en la incautación de este colegio, no mostró malevolencia alguna hacia los Padres, no se extralimitó en notificarlos, antes fue tolerante en dejarles retirar las cosas y en sus demás actuaciones, según lo permitían las circunstancias.

 Este es el recuerdo que conservan de él los padres que entonces estaban en el Colegio y los criados antiguos que todavía siguen en el mismo, y por haber salido entonces de España no pueden ser ya testigos de actuación posterior.

 Padre Vicente González Bravo

 Villafranca de los Barros a 13 de junio de 1940.

 Por su parte el párroco Tomás Cerretero Romo informo por escrito al día siguiente que Jesús Yuste,” alcalde de esta ciudad durante el tiempo de la actuación roja, no hizo mal a nadie ni en ningún sentido, fuera del mal general que todos los del mismo partido causaron a la Patria con sus funestas teorías; más bien con tubo e impidió los intentos criminales en la casa del pueblo, y prueba de ello, es que cuando he dicho individuo huyó del pueblo dieron fuego a los presos que estaban en la Iglesia, no pudiendo hacerlo antes por impedirlo el mencionado Jesús Yuste”.

 El día 31 de diciembre de 1940, tras nueve meses de compañía de quienes día a día eran asesinados, le fue conmutada la pena de muerte. Por la inferior de 30 años de reclusión mayor, que empezó a cumplir en el Reformatorio de Adultos de Alicante. Luego, a partir del marzo del 1941, con otros muchos extremeños, paso por la colonia penitenciaria de Formentera. A finales de 1943 la Junta Central de examen de pena reviso su causa y mantuvo la pena. Poco después fue trasladado a Alicante. El 8 de noviembre de 1945 solicito indulto total, acogiéndose a un decreto en ese sentido publicado el 9 de octubre, petición que le fue denegada por el fiscal Jurídico Militar un mes después con base en el fallo de la sentencia, repetido punto por punto una vez más, incluido los supuestos declaración de Julián Sánchez Bolaño. Jesús Yuste no dejó de recurrir, obteniendo por resultado que el fiscal togado de Madrid, como si de una obra de Kafka te tratará, estuviera de acuerdo con otro” por estimar acreditado en autos que el peticionario coadyuvó a la relación de asesinatos”. En 1946 instruyó una propuesta de libertad condicional a su favor, qué igualmente fue denegada. Esta situación se mantuvo hasta mayo de 1949. En que de Alicante pasó a Badajoz bajo control de la Junta de Libertad vigilada de esta provincia. Diez años en las prisiones franquistas por el simple hecho de haber sido alcalde republicano de Villafranca de los Barros.

 Ignoramos cómo se produjo su reintegración a la vida en el pueblo donde vivió en el número 17 de la calle Cisneros, y las condiciones en que paso los últimos años de su vida. Si sabemos que nunca pudo ver a su hermano Juan Bautista, falleció un año antes en Jerez de la Frontera. Sus problemas reumáticos y la dureza de las prisiones de la dictadura no le dejaron vivir mucho tiempo. El alcalde Jesús Yuste Martos falleció el 23 de noviembre de 1952. Su muerte la certifico un viejo conocido, el entonces juez comarcal Justino Bermejo Durán, uno de los que ocuparon en la dura posguerra la alcaldía de la que Jesús Yuste Martos había sido expulsado por un salvaje golpe militar que acabo en guerra civil. El viejo orden Había vuelto a imperar y el tiempo parecía haberse detenido. La República nunca había existido.

 Epílogo.

 La trayectoria del alcalde Jesús Yuste Marzo es similar a la de otros muchos alcaldes de la época. Veamos dos casos cercanos. El hecho de cogerle tan lejos de Badajoz el final de la guerra lo libró del destino de José González Barrero, alcalde de Zafra, localizado y asesinado en Castuera por los fascistas enviados desde el pueblo. Este hubiera sido de probable destino de Yuste de haber permanecido en Extremadura en 1939. Su caso recuerda más al de Antonio Godoy Delgado, último alcalde republicano de Hornachos, otro de los extremeños que pasó por Formentera y que posteriormente rehizo su vida no en su pueblo, pero sí, no lejos de allí, en Reina.  Ambos alcalde ha sido recordado recientemente en Zafra y Hornachos respectivamente y dan nombre a lugares públicos. Es la forma en que las sociedades democráticas, conscientes de que el primer deber de la democracia es la memoria, recuerdan a los que les precedieron y sufrieron justamente por su condición de demócratas.

 En Villafranca de los Barros, en la figura de su último alcalde republicano, pertenece aún terreno privado. Es posible que muchos sepan quién era qué le pasó, pero da igual porque nada de ello trasciende en el ámbito público. Todos los que tenemos cierta edad hemos oído alguna vez que alcalde Yuste, salvo la vida gracias a su hermano Juan Bautista, fraile en Guadalupe. Es posible que así fuera o quizás sea la única explicación que la gente encontró a que Yuste salvará la vida en medio de aquella carnicería. No obstante, hay que decir que ya en el tiempo en que el alcalde paso por consejo de guerra, los tribunales militares franquistas - conocedores de la masacre efectuada en los pueblos prontamente ocupados y en casos como este de personas sin delitos de sangre— prefería mandarlos a prisión y explotarlos con el perverso sistema de” redención de pena por el trabajo” ideado por el jesuita Pérez del Pulgar. La mayoría de los alcaldes que sobrevivieron a esa brutal represión del 36 y sus coletazos del 39 tuvieron un final similar: sus vidas quedaron destrozadas para siempre todos los sentidos, de manera que, en general, incorporación a la vida no fue si no mira fugaz supervivencia.

 Francisco Espinosa Maestre

 Sevilla, 14 de julio del 2006.

Su hermano Manuel, también concejal socialista durante el Frente Popular, fue uno de los dos Villafranca ese que perdieron la vida en el campo de Mauthausen. el otro fue Juan Ramírez Fernández. También pasaron por Mautahasen, aunque conservaron la vida, José Hernández Suárez y José Hidalgo Gómez(cómo es tomo estos dos casos de Benito Bermejo y Sandra Checa, libro memorial españoles deportados a los campos de concentración nazis 1940 1945, Ministerio de Cultura, Madrid. 2006 página 389.

A lo largo de noviembre y está el decreto de abril de 1937 colocó bajo control militar todos los presos del territorio controlando por los golpistas, debieron ser asesinadas en Villafranca de los Barros unas 200 personas más, la que sumamos a los anteriores y ahora que fueron condenados a muerte por consejo de guerra a partir de 37, completaría las más de 500 que, según las fuentes más fiables, desaparecieron. Solo conocemos la identidad de algunos más de la mitad.

 Nota: la documentación básica utilizada para este trabajo procede del archivo del tribunal militar territorial número 1. También se ha tenido en cuenta la Causa General, depositada en el Archivo Histórico Nacional y una vez utilizada en mi obra La columna de la muerte (crítica, 2003). María del Espino Núñez me paso amablemente hace tiempo las notas tomadas en su entrevista con varios descendientes de José Yuste, notas que he preferido no usar a la espera de que sea ella misma la que nos la presente. También de bodegas de, por mal que resultan infructuosas, la que tienes hecha por Fray Joaquín Domínguez Serna en torno al papel juzgado por el hermano del alcalde Yuste. Fernando Maestre también me ha ayudado en algunas gestiones. Y, sobre todo, debo mencionar a Francisco Javier González Tornero, por su amistad y su ayuda.  Sin el trabajo no existiría.

 Fotografías: Francisco Espinosa Maestre y Manuel Pinilla Giraldo, extraído de la obra el oficio de vivir (edición de los autores, 1995).

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