Es curioso cómo, después de tanto tiempo pasando por la carretera de Campillo a Higuera, te encuentras con lo que tantas veces has pensado al cruzar el puerto de Argallén. Muchas veces, al cruzarle, he pensado si los frentes se establecen por aquí, donde están situadas las líneas del frente, o si queda algún vestigio de las mismas. Poco a poco y en esta aventura, que ya inicié en noviembre del 2006, me llevó a la zona donde documenté la zona republicana en este puerto que está a la derecha de la carretera, donde la especialización indica puerto de Argallén, según dirección Higuera de la Serena desde Campillo de Llerena Más tarde, esta tarde, empecé sierras, empecé a explorar estas mismas sierras dirección Peraleda del Zaucejo, con resultados muy positivos, que más adelante expondré. Pero siempre me llamó la curiosidad del puerto de Argallén, la margen izquierda de la carretera del puerto en la misma dirección antes indicada; siempre opiné que algún vestigio encerraría esas sierras que dominan estupendamente el paso hasta Higuera, Castuera. Zona republicana desde el comienzo de la guerra en 1936 a julio de 1938, pero nunca decidí explorar la zona.

 Estos días atrás con la primera jornada del frente extremeño, una de las actividades programadas era una visita a vestigios de sierra Argallén, por ocasional el amigo Antonio y Paco, nos conducen a una finca desde la cual partimos a la zona de Los Castillo, después de saltar la típica alambrada vistamos el primer vestigio de defensa más un segundo fortín y una trinchera, siendo muy provechosa la vista por lo que encierra para mí de satisfacción más la grata compañía que sufrió como yo las penurias de las subidas a las posiciones, con ambas se puede denominar un día redondo, como es de esperar yo no quede muy satisfecho y más al escuchar al amigo Antonio López de la existencia de otro vestigio que no visitaríamos por no extender demasiado la excursión, ya que nos esperan unas ponencias después en Campillo de Llerena.

Pues nada, otro día estamos aquí para zona y, por suerte, encontramos los vestigios restantes y documentar bien los ya visitados. zona 

Ya llegad a la zona; zona, situó el coche en la falda de la sierra de Argallén, para desde allí llegar al río Guadámez y seguir zona; suerte, intentamos llegar a la zona donde subimos a Los Castillos en las jornadas mencionadas, para no tener que pedir paso. Ni molestar en finca privada.  .
En la intentamos Miguel, Santi, que nos acompaña hoy, más yo, Pepe Pecero, dispuesto para comenzar la marcha una vez ajustadas las mochilas y cámaras de fotos y video.

Ya marchamos por la orilla del río, dirección a Higuera. Como es normal, nos encontramos con la naturaleza, ya que en medio de retamas y con el intento de cruzar el cauce del río, una pared de zarzas hace imposible seguir; nos obliga a seguir por esta margen de la orilla hasta llegar a un badén del río, que, como digo, está seco. Llegados a la baya de la finca, la seguimos hasta encontrar el acceso que usamos en la vista anterior. Para acceder a Los Castillos, donde tiene lugar la Primera Batalla de los Argallén del 12 al 20 de junio de 1937 y visitar los vestigios. 

Ya comenzada la subida hacia la primera fortificación, que se divisa a simple vista desde la media sierra, pues una fortificación romana, aprovechada en la guerra civil para la misma función que se construyó ya 2000 años atrás, controlar el paso del puerto en dirección de la comarca de La Serena, por esta zona.

Ya llegando a la posición, se aprecia el primer muro de piedra romano, aprovechado como defensa en la guerra civil.

Estos vestigios que expongo a continuación son del frente republicano hasta junio del 1937, que los franquistas en esta primera batalla de los Argallén logran tomar, con la ayuda de tropas italianas, desde junio del 1937 hasta la batalla que tendrá parte en julio del 1938, llamada bolsa de la Serena, donde caen en manos franquistas un número considerable de pueblos y se establecen los frentes de nuevo en nuestra provincia hasta el final de la guerra. Como digo, en esta zona de Argallén hay ataques por lograr romper el frente, tanto por una parte como por otra, por recuperar el terreno perdido, que costó muchas vidas.

La verdad es que hasta hace poco no tenía claros los movimientos de tropas en esta línea del frente, desde Campillo a Peraleda del Zaucejo. Pues no tenía ni idea de dónde llega la república en esta zona y dónde los franquistas, dada la extensión de terreno que hay entre Peraleda del Zaucejo y Granja de Torrehermosa.

Sentado en 2000 años de historia.

Después de descansar de la subida, más documentar visualmente, con fotografías, la posición, nos disponemos a seguir para visitar los vestigios que conocemos.

Otra subida en busca de la trinchera franquista después de la batalla de junio de 1937.

Trinchera franquista después de la batalla de junio de 1937. Muy corta, pero aún bien conservada al estar excavada en pizarra; la vegetación impide realizar fotos mejores; sin embargo, bueno, se aprecia el zigzag de la misma, más la orientación a la carretera y río Guadámez, para control del paso.

Foto ejecutada desde el interior de la trinchera; aprecia cómo domina todo el río y la carretera.

Interior de la trinchera franquista; como se aprecia, las paredes están en buen estado y, como también se aprecia en el amigo Santi, en un intento de seguirla por el interior, que fue nulo dada la vegetación.

Después proseguimos la subida y aparece el foso de fusilero que visitamos unas semanas antes con los compañeros de las jornadas.

Foso de fusilero, un vestigio republicano defensivo que logro ver, por primera vez, en toda mi andanza por los frentes de la provincia de Badajoz.

Como se aprecia, es un cuadrado, con tres troneras de fusilería por lado, menos en la entrada, a la altura perfecta para disparar y cubierto por completo, pero me llama la atención que, una vez dentro, la visibilidad del defensor no es muy grande dada la inclinación del terreno, en fin.

Aquí, realizando las fotos de rigor, para confirmar el acto presencial de lo documentado, ja, ja, ja…

En esta foto superior se aprecia, a espaldas de Miguel, lado derecho de la misma, el pico de la sierra que ubica el castillo de Argallén.

Bueno, ahora comienza nuestra aventura, ya que no conocemos la ubicación del vestigio que dijo Antonio López, que existía en la defensa de los castillos. Comenzamos la marcha por la cima de estas sierras, siguiendo un corto fuego que facilita nuestro paso.

Seguimos la marcha, desviando la atención a lo que he creído ver un parapeto. Abandono el cortafuego para dirigirme a través de la jara; por cierto, este año muy seca, nada que ver con otros en que te pringabas toda la ropa; este año te arañas, te cortas con sus secas ramas. Bueno, bueno, a lo que vamos, cierto, un parapeto, mejor dicho, una línea de parapetos en toda la retaguardia de la sierra, como una segunda línea de defensa, por las formas, aunque están muy destruidos y la situación es franquista, creados después de la batalla de junio de 1937, como refuerzo en caso de rotura de la primera línea.

Seguimos nuestra marcha después de pedir ayuda a Miguel y Santi, para poder abandonar las jaras donde me había metido y me encontraba desorientado, intentando dar con otro vestigio, mirando a ver si estaba allí dada la estructura, pero nada, piedras en medio de la jara seca. Como es natural, mis amigos me orientaron levantando el bastón de senderista, para indicarme su posición en el cortafuegos, el cual yo no sabía dónde estaba al perder mi orientación entre las jaras.

Ya en el corto fuego y aguantando alguna que otra broma de los dos amigos, seguimos buscando, cuando de pronto aprecio una colina con piedras que claramente eran vestigios romanos, y sin pensarlo mucho me dirigí a ellas sin avisar, pero sin perder de vista a mis compañeros.

Rodeando la colina y por la vista primera, que era de la misma característica, opiné: "Esta es la posición que Antonio, comento, la verdad que desde aquí, se sigue dominando perfectamente el río más la carretera, los muros romanos ya muy derruidos; sin embargo, que hacen de parapeto trinchera, son aprovechados para este fin la defensa de la posición.

Joder, qué mal, ¡pese en mil cosas!, opiné eso que no quieres creer, que esa cruz está puesta por algunos padres que la maldita guerra arrasó con la vida de su hijo, esa vida como la de muchos muchachos jóvenes que llenaron estas trincheras, posiciones, no llegaron a disfrutar, no llegaron a conocer nietos, ¿por qué se la quitaron sin más?, por tener que ocupar esas trincheras, unos para defender sus ideas que se las quieren quitar, como es la democracia, otros por la obligación de unos dictadores que quieren recuperar su llamado “ORDEN” en esa España demócrata. En fin, fue un mal rollo encontrarme con la cruz.

Pero en el fondo te da que pensar, que hay que exponer, documentar lo ocurrido en esa época, que la guerra civil no es un olvido como algunos intentan, es nuestra historia, no tan lejana de nuestros abuelos, que hay que mirar con objetividad, ni malos ni buenos, exponer lo ocurrido para que no se repita nunca más…

Después de reflexionar, un rato mirar alrededor, encontramos un jarrón de florero, el cual coloqué en su sitio, al lado de la cruz. Y uno reflexiona: ¿cuántas veces le pusieron flores? Ya que el acceso es muy malo, le sumas la altura, más baja que la primera posición, pero tiene su repecho; piensas cómo sería cada año, de dónde era el soldado caído, qué edad tenía, en fin…

Como digo, documentamos la posición y nos marchamos en busca del coche para regresar a casa, un día muy satisfactorio, lleno de emoción fuerte y sentimental.

De regreso al coche, no por donde pensamos, pero regresamos unos metros y salimos a la carretera antes del puerto, el cual cruzamos a pie, dirección a Campillo. Llegado al coche, comentamos el día, recabamos mochilas y nos marchamos dirección Villafranca de los Barros, a casa; bueno, primero unas cervezas y después a casa, una buena ducha y fin de semana con la familia.

José Pecero Merchán